
Han pasado diez años desde que se marchó, pero aún recuerda el olor de los cuarteles de hormigón.»Sudábamos bastante. El colchón donde dormíamos estaba hecho de cascarilla de arroz, así que el colchón se quedaba impregnado de todo el olor corporal. No está hecho de algodón. Como era cascarilla de arroz, el olor del sudor y de otras cosas se queda ahí. No es muy agradable».Una de las razones eran las condiciones en las que se encontraban las instalaciones para lavarse.»Como mujer, una de las cosas más duras era que no te podías duchar adecuadamente porque no había agua caliente», dice Lee So Yeon.Juliette Morillot y Jieun Baek aseguran que el testimonio de Lee So Yeon se corresponde con otros relatos que han escuchado, pero advierten de que hay que tomar con precaución las historias de los desertores.»Hay una alta demanda de información sobre Corea del Norte», dice Baek. «Casi que incentiva a la gente a exagerar sus historias cuando hablan con los medios de comunicación, especialmente si viene acompañado de un buen cheque. Muchos desertores que no quieren aparecer en los medios son muy críticos sobre los ‘desertores de carrera’. Es bueno recordarlo».La información que proviene de fuentes gubernamentales norcoreanas, por otro lado, tiende a ser pura propaganda.La BBC no pagó a Lee So Yeon por entrevistarla.